El Agüizote: espanto de Masaya
El último viernes del mes de
octubre espeluznantes criaturas y personajes de leyendas toman Masaya como
parte de una tradición indígena que refleja la imaginación, las creencias y la
historia de ese pueblo.
La denominada “Fiesta de
Agüizotes o de Espantos sobre el agua” inspira a niños, jóvenes y ancianos a
sacar sus disfraces de tétricas calaveras, horribles figuras y hasta del
diablo, para anunciar con candiles y velas el aterrador canto del pájaro Güis,
símbolo ancestral de la muerte.
Cuenta la leyenda que la
ancestral tradición la iniciaron los indígenas, quienes celebraban a sus
muertos. Con este propósito se pintaban y vestían de negro para recorrer las
calles que el difunto solía visitar.
Esta festividad
nace a la llegada de los 15 años de la cofradía del torovenado del pueblo.
Los miembros de
la cofradía del torovenado del pueblo de Monimbó observaban que dentro de los
torovenado y dentro de otras danzas como las danzas de los diablitos, también
existían personajes como quirinas, ceguas y diablos, entonces decidieron
sustraer de esas danzas estos seres fantásticos y crearles una procesión sólo
para ellos.
Durante el solemne desfile
pretendían espantar el espíritu, sobre todo de las almas en pena. En la
ceremonia, que culminaba en Monimbó, hacían una oración colectiva para el
descanso eterno de sus familiares.
Para confeccionar los trajes los
artistas locales utilizan telas de colores negro, café o blanco y máscaras de
papel maché.
los Agüizotes significan miedo,
susto, mito, aviso, “representan lo nuestro, nada de Halloween, que es
extranjero. Esta celebración es como un anticipo al gran “Toro Venado del
Pueblo”, de Masaya, que se celebra el último domingo de octubre, o sea, dos
días después de la noche de los Agüizotes”.
La procesión de los espantos,
forma parte de las fiestas dedicadas a San Jerónimo, patrono de la ciudad del
folclore. Esta festividad comienza con la bajada del Santo el 20 de septiembre,
que luego sale en procesión por diferentes comunidades.
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